Jabón de Castilla.
Hoy os voy a poner una receta muy sencilla, fue la de mi primer jabón cosmético, elaborada según el proceso en frío y detallada paso a paso.
El jabón de Castilla es adecuado para las pieles más sensibles. Excelente para personas que sufren de alergias a los ingredientes de los jabones y detergentes sintéticos. El resultado es un jabón suave, de poca espuma, duro, cremoso y untuoso. Un deleite para la higiene, sin colorantes ni aromas artificiales, esto es importante aclararlo, porque aquellas personas que no son asiduas al jabón natural piensan que si no es perfumado ni hace espuma no es un buen jabón. Nada más lejos de la realidad. Dale unas tres semanas a tu piel para que se acostumbre a ellos y no querrás cambiar. Por experiencia propia puedo asegurar que las mejoras en la piel son notables.
Los ingredientes para la elaboración de 400 gramos de este jabón son:
88,7 gramos de agua destilada.
277 gramos de aceite de oliva virgen.
34,5 gramos de sosa cáustica (del 99%)
Es muy importante que lo peséis todo en gramos, y que el aceite no sea reciclado. Los aceites reciclados sólo se usarán para elaborar detergente para la ropa o para el hogar.
En primer lugar lo que tenéis que hacer es prepararlo todo, los utensilios deben ser de uso exclusivo para elaborar jabón. Necesitaremos dos recipientes para hacer las mezclas, tienen que ser resistentes al calor, una cuchara o espátula de madera o plástico, unos guantes y moldes.
Los moldes pueden ser tetra briks de leche, moldes de silicona, tapones de botes de nata montada, vasitos de yogurt, la parte inferior de una botellita de agua, envases en los que venden fiambres y quesos cortados, una caja de vino (de madera) forrada con papel de horno, etc., etc. Lo importante es que estén bien limpios y secos.
Preparación:
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En un recipiente podremos el agua destilada y le añadimos con mucho cuidado la sosa. Desprenderá unos vapores que no debemos respirar, por eso mejor si hacemos la mezcla en un lugar ventilado.
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La temperatura del agua se elevará a unos 80º, removeremos hasta que la sosa se disuelva totalmente en el agua y esperaremos que baje a 40º. A esta mezcla la llamamos lejía.
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Cuando esté a 40º podremos echarla muy lentamente sobre el aceite (que debe estar aproximadamente a la misma temperatura). Moveremos con la cuchara siempre en la misma dirección y tanto tiempo como sea necesario hasta alcanzar el punto de traza (consistencia de una natilla o mahonesa no muy espesa).
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Pasamos la pasta al molde y lo tapamos con un film de cocina transparente y con una toalla vieja para que quede bien abrigado y gelifique de manera uniforme.
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Entre las 12 y las 48 horas, una vez frío y semiduro, lo podremos desmoldar y cortar.
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Ahora lo tenemos que dejar "curar", unos 40 días, en un lugar aireado y fresco (no al sol).